En un contexto en el que las imágenes crecen exponencialmente, sustituyendo progresivamente sus propiedades cualitativas por las cuantitativas, es preciso realizar un análisis sobre las estructuras antropológicas y culturales que las sustentan. Con este propósito, FOTONOVIEMBRE toma en esta edición su título de la palabra kenósis, etimológicamente derivada del término griego κενό –vacío-, pero partiendo del uso que hace de ella Jacques Derrida. El filósofo se sirve del término para hablar del archivo y la fotografía como cenotafios de algo que ocurrió y que ya no existe. Al ser la conservación de una pérdida, la imagen se presenta a través de un acto de vaciamiento que puede despojarse del aparataje que la sustenta.